La realidad amenazadora que circunda a estas mujeres llenas de amor no pertenece al mundo fantástico o metafísico, puesto que Valenzuela, como en otras ocasiones, describe al mundo real, en este caso con dictadura militar y todo. Lo notable de su realismo es que no necesita abrumar al lector con un discurso político para ubicar al lector en la geografía e historicidad de sus personajes. La intensidad de los sentimientos vividos por los protagonistas y una que otra alusión al alucinante mundo de perseguidores y perseguidos (polícias y activistas políticos) delatan su pertenencia a una sociedad muy específica.