«El escenario es inestable y giratorio, y lo repetitivo, lo que da vueltas sobre la cama, es lo que une la estructura. Los amantes empujan el espacio involuntariamente». A través de Camas entramos a un mundo de espejos deformantes. En el escenario de esa irrealidad sólo sobreviven ciertas acotaciones y algunas frases, vivas como cuerpos. El texto es una multitud que nos observa desde dentro de las palabras perdidas. Importa lo que se tacha, lo que ha sido silenciado, la poesía que se pone a salvo del desequilibrio y entrelazamiento último de dos amantes. Que quien lo lea asuma riesgos, porque en el interior del libro le espera una llave con su nombre.