La mesa de autopsias está fría. Pásame el bisturí, que a Paula ya no le duele. Cuando se alcanzan cotas muy altas de pánico o pena, el corazón se para. No te asustes cuando la abra. Piensa que es solo una mujer de carne y beso. No temas lo que pueda salir. Los pequeños seres que la habitan intentarán confundirte. Algunos tendrán forma de poema, otros se habrán disfrazado de relato. Paula ha estado toda la vida tropezándose con cadáveres que se hacían pasar por lirios, pero un día se dio cuenta de que todos ellos eran ella.