El 25 de enero de 1959 un anciano Papa anunciaba a un pequeño grupo la convocatoria de un concilio universal. Juan XXIII tenía como objetivo incorporar a la Iglesia católica a la modernidad. Para ello resultaba imprescindible romper con inercias, renovar estructuras y favorecer un clima de diálogo entre los católicos, los cristianos y los hombres de buena voluntad. Para sorpresa de todos, la utopía echó a andar en 1962 y concluyó solemnemente el 8 de diciembre de 1965. Atrás quedaban cuatro fructíferos periodos de sesiones, cientos de reuniones, dos mil participantes y varios miles de peritos, colaboradores y periodistas que fueron testigos de uno de los mayores acontecimientos del siglo XX. De uno u otro modo, Iglesia, sociedad, política y cultura fueron influidas por aquel renovador acontecimiento conciliar. La narración de su historia tiene mucho de crónica, pero también de biografías y hechos aparentemente insignificantes que cambiaron la manera de entender el mundo actual. Giuseppe Alberigo (1926-2007) es un destacado investigador y divulgador de la historia de los concilios universales.