Le inteligencia humana y los diversos tipos de conocimiento, incluido el conocimiento científico, son tanto adaptaciones biológicas en un sentido amplio, como psicofisiológicas. Una de las formas más sorprendentes de esta adaptación vital es precisamente la adecuación de las matemáticas a todos los detalles de la realidad física. Aunque la epistemología matemática no siempre se ha preocupado por este aspecto del problema, en cambio varios grandes biólogos han intentado recientemente resolver esta cuestión, que de hecho corresponde a la preocupación central de las teorías clásicas del conocimiento. El autor de esta obra, psicólogo y epistemólogo, pero de formación biológica, se ha propuesto confrontar los datos de la biología contemporánea en los diversos campos de la evolución, la herencia, las regulaciones y el desarrollo embriológico, con los datos psicogenéticos y con las grandes corrientes epistemológicas actuales. Tras caracterizar las tendencias del conocimiento biológico, delimita las correspondencias entre las estructuras del conocimiento en general y las de la vida; más adelante, analiza los niveles de comportamiento, tomando muy en cuenta los trabajos de la nueva psicología animal y comparándolos con los de psicología del niño. Por detalladas confrontaciones de la inteligencia y el instinto, el autor llega a una nueva solución de este problema clásico La obra acaba con un intento general de interpretación biológica del conocimiento capaz de coordinar las exigencias, tan diferentes aparentemente, de la epistemología lógico-matemática y de las teorías actuales de la evolución. Más aún que síntesis de los trabajos de toda una vida, este libro es, sobre todo, una apertura a nuevos problemas y una llamada a la colaboración entre las diversas disciplinas.