Contrariamente a otros santos, Bernadette Soubirous (1844-1879) no dejó muchas notas o sentencias. A los 14 años, cuando se le apareció la Virgen en 1858, no sabía leer ni escribir. Sufrió la enfermedad, la miseria, la mala imagen de su familia, la privación de la Eucaristía. 'La Virgen me escogió porque era la más ignorante'. Toda su vida al servicio de los demás, sus humillaciones y sufrimientos los ofreció por los pecadores. El autor pone en luz la oración de Bernadette después del tiempo de gracia que vivió en Lourdes, en particular con su pasión y muerte a los 35 años. Ojalá podamos experimentar lo que testimonia Bernadette en una carta de 1870: 'Ya no soy yo la que reza, sino Jesús en mí...'