La Barcelona que hoy conocemos transmite una gran vitalidad gracias, básicamente, a dos periodos de gran efervescencia arquitectónica. En primer lugar, el modernismo hace que Barcelona se convierta en una de las capitales del arte europeo a principios del siglo XX y, en segundo lugar, el interiorismo ha alcanzado en nuestros días una madurez que está presente asimismo en la ciudad. La presente publicación quiere mostrar la conjunción de estos dos momentos que comparten las mismas inquietudes y los mismos gustos. Mihail Moldoveanu nos acerca con sensibilidad a esta realidad estética.