Manchester de España, París del sur, Rosa de Fuego, ciudad de los prodigios..., son algunas de las denominaciones aplicadas a la Barcelona del período 1888-1929. Intentos de definir la ciudad a partir de algún elemento determinante de su trayectoria histórica: el desarrollo de su industria, la conflictividad social, el dinamismo de los movimientos culturales o su imparable y diversa vitalidad. Sin embargo, sólo el conjunto de todos ellos pueden dar fe de esta ciudad compleja, sugestiva e inaprensible.