«Nunca me propuse tener un perro, pero siento que hay algo de Arthur en mí». «Encontrar a Arthur y llevármelo a casa es lo mejor que he hecho». Cuando has de correr 700 kilómetros por junglas y montañas de Sudamérica, lo último que necesitas es un perro callejero siguiéndote. Pero eso es exactamente lo que le ocurrió a Mikael Lindnord, capitán de un equipo sueco de raids de aventura, después de lanzarle una albóndiga a un chucho desaliñado pero digno. Cuando el grupo partió, el perro los siguió. Trataron de perderlo, pero él se negó a abandonarlos. Y Mikael pronto se dio cuenta de que tampoco quería que lo hiciera. Cruzando ríos, luchando contra la enfermedad y las heridas, compitiendo a través de algunos de los terrenos más difíciles del planeta, el equipo y el perro llegaron juntos a la línea de meta, donde Mikael decidió que salvaría a Arthur y que haría todo lo necesario para llevarlo consigo junto a su familia en Suecia.