Los nuevos criterios de la graduación en Historia del Arte han contemplado el fragmentar el estudio de la plástica del siglo XVII -y de un buen segmento cronológico del siglo XVIII- a partir de un concepto tan polémico y conflictivo como el de realismo, un término que, hasta los años treinta del siglo XX, se usó muy excepcionalmente para calificar las producciones pictóricas o escultóricas del Barroco. Este libro ha puesto el énfasis en algunas de las formulaciones pictóricas y escultóricas que recogieron la exigencia de representar la realidad, es decir, la naturaleza tal y como se muestra ante nuestros ojos, ante la mirada de los artistas del siglo XVII.