La educación del arquitecto cabalga entre artes, ciencias y políticas, lo cual, hace difícil su evaluación, tanto en el tiempo presente como en el pasado. El mejor camino en la actualidad para evaluar la educación superior y la investigación en arquitectura pasa por encontrar criterios capaces de definir una capacidad de síntesis que pueda evaluar la calidad, tanto de los proyectos de arquitectura y urbanismo, como los edificios y la calidad de uso que ofrecen. Estos criterios hacen de puente entre las habilidades artísticas, las científicas y las ético-políticas de los profesionales de la profesión. Por lo tanto, obligan a una evaluación de carácter interdisciplinar, que, desafortunadamente, no muy presente en las escuelas superiores de arquitectura. Las diferentes comunicaciones que proponemos intentarán describir estos criterios con la máxima precisión posible. Josep Muntañola i Thornberg, Congreso sobre la evaluación del conocimiento en Granada, 2016.