Desgrana José Luis Gutiérrez en el prólogo algunas de las ideas que han motivado estos Apuntes para una historia de la Biblioteca de Autores Cristianos. En primer lugar, la estrecha relación de la Biblioteca de Autores Cristianos con la Asociación Católica de Propagandistas. No en vano la BAC fue obra, iniciativa particular, de Máximo Cuervo Radigales y José María Sánchez de Muniáin, ambos seglares, padres de familia numerosa, miembros de la ACdP, y amigos íntimos y colaboradores de Ángel Herrera, con cuyo decidido apoyo contaron desde la primera hora. En segundo lugar, el autor de estas memorias disfrutó durante 36 años del trato diario, de la activa experiencia, de los criterios reguladores, y sobre todo de la amistad, de la confianza y de las confidencias de los dos fundadores. Y por último, la tercera razón tiene un carácter colectivo: el reconocimiento mundial que tiene la BAC, debido al amplio panorama de autores y de temas de su catálogo que da muestra del alto nivel cultural de nuestra Iglesia y de nuestra España, de nuestros autores, teólogos, canonistas, filósofos, historiadores, sociólogos, tratadistas y santos de aquellos decenios. Nada hubo entonces de páramos culturales.El autor es sin duda persona idónea para relatar la historia de uno de los sellos editoriales fundamentales en la historia cultural española. No sólo eso: en estas líneas también encontraremos valiosas enseñanzas sobre el mundo editorial y la producción bibliográfica.