´El autor, en un estilo casi narrativo por lo despojado de artificios innecesarios, hace un recorrido por una de sus obsesiones más marcadas: el paso del tiempo. Con un pesimismo aparente (no puede evitar que este Manifiesto acabe siendo un proyecto de fu El autor, en un estilo casi narrativo por lo despojado de artificios innecesarios, hace un recorrido por una de sus obsesiones más marcadas: el paso del tiempo. Con un pesimismo aparente (no puede evitar que este Manifiesto acabe siendo un proyecto de futuro) nos conduce entre sus ideas y bosquejos para hacernos disfrutar de cada detalle"DOS POEMAS DE APUNTES PARA UN FUTURO MANIFIESTOEPIGRAMA DEL SEDUCTOR DE ANTAÑOVolver a verlo al cabo de más de cinco lustroscon su bonita americana de cuadrosamarillos.Todo lo que amamos, aquellopor lo que luchamos,lo que merece la pena conservar.La misma diestra seductora sonrisa aún a pesarde que la dentaduraes ya sin duda alguna completamente ajena, algo pagado.Sin embargo, presiente, no es imbécil,que a pesar del esfuerzoya nada es lo que era.La gente se desentiende sin contemplacionesdel sospechoso embaucador solitario y de su americanaun poco demasiado ácida, por decirlo así.POEMA DE LA FASCINACIÓN DE LO IMPROBABLEVeíamos que todo era improbable y eso nos fascinaba.Había una grieta:lo sabíamos.Éramos perfectamente conscientes de que por esa grietapenetraba el azar: era esolo que nos fascinaba.No nos hacíamos grandes ilusiones:nuestros sueños eran más bien desoladosy trágicos.Sin embargo había también una gran alegríaen nuestro fatalismo:el destino trágico siempre ha seducido a los jóvenes:incluso la muerte nos parecía una vieja damamuy interesante.Por supuesto, es algo que más tarde afortunadamentequeda atrás y se olvida.Pero a los veinte años la muerte(a esa maldita edad, la jodida muerte),puede resultar bastante seductora:sé muy bienlo que digo.