Pedro Calderón de la Barca en más de cuarenta comedias echó mano de todos los recursos cómicos para conseguir la risa en la corte y en las aldeas. Exploró pasiones y atrevimientos urbanos y palatinos, acasos y paradojas, inventó enredos de primer y segundo grado, ofreció variaciones ingeniosas de la eterna trama amorosa encaminada hacia unas bodas inevitables, y nunca se olvidó de burlarse de sí mismo. Los estudios aquí presentados investigan las técnicas de la comedia cómica calderoniana, sus valores estéticos, sus pasos e imágenes recurrentes, su lugar en el cosmos vital del Barroco y las posibles causas del enorme éxito que obtuvo la faceta cómica del dramaturgo entre sus contemporáneos.