Esta obra describe mediante la palabra y la imagen el espacio natural en el que se insertan los mitos, así como los numerosos santuarios y lugares sagrados de la espiritualidad japonesa. Las imágenes y esculturas, presentadas aquí en numerosas ilustraciones, contribuyen de manera asombrosa a una comprensión más profunda de los mitos nipones, cuyas fascinantes interpretaciones ponen de manifiesto la gran cantidad de relaciones establecidas con otros ámbitos culturales. La obra analiza asimismo las motivaciones políticas que, hace más de un milenio, llevaron a las familias dirigentes y a los soberanos de Japón a reescribir los mitos para fortalecer sus aspiraciones de legitimidad. Naumann establece nexos entre el universo mítico japonés y los ámbitos míticos de otras regiones asiáticas (Corea; China, Siberia, Indonesia) y del mundo, y observa también las suturas entre las diversas tradiciones dentro del propio Japón. En los mitos, no todo es coherente y existen diversas variantes, que Naumann atribuye a orígenes diferentes. La autora ve sobre todo dos tradiciones, una "septentrional", ligada al poder y su legitimidad, y otra "meridional", vinculada con la Diosa del Sol y el cultivo del arroz. La obra concluye con un análisis de las repercusiones del mito y su utilización nacionalista ya a partir del siglo XVIII, pero sobre todo en los siglos XIX y XX.