Este volumen trata sobre la compleja vinculación entre violencia y religión en el marco de la monarquía de los Habsburgo entre los siglos XVI y XVIII. Las aportaciones de especialistas en la materia analizan los enfrentamientos confesionales en los “antemurales de la fe”, un concepto acuñado por el Papado tras la caída de Constantinopla en 1453 alertando sobre el peligro turco y que se reforzó después con la aparición del luteranismo. La iglesia, alegoría de “ciudad asediada”, era el objeto de defensa, cuya primera línea, sus fronteras, era preciso salvaguardar para el futuro de la Cristiandad católica. La obra se centra en dos ámbitos geográficos, el Mediterráneo y la Europa continental, examinados en la larga duración histórica a través de la cultura visual y la palabra escrita. Los presidios hispanos, los caballeros de la orden de Malta y los renegados y conversos de ambas orillas del Mediterráneo perfilaron el enfrentamiento entre la monarquía de España, el imperio Otomano y las regencias berberiscas. A su vez, la Europa central y occidental se presenta como un espacio donde las pugnas de las dos ramas de la casa de Austria con sus rivales, desde el antemural húngaro hasta el difuso Norte, muestran las constantes interferencias entre razón de Estado y razón de Religión.