Además, reflejó en tiempos coetáneos los hechos de la represión de La Escalera (1844), que diezmó la creciente influencia de aquel grupo, frenando un posible primer desarrollo abolicionista en la Gran Antilla. Ello certifica el potencial historiográfico del texto, en tanto se enmarca en un periodo fundamental de la historia contemporánea de Cuba, tal y como lo vivió un emigrante, ideológicamente anticolonial, proveniente de un territorio cultural periférico (Islas Canarias). Fue publicada el mismo año que el relato antiesclavista por excelencia, La Cabaña del Tío Tom (1852), que el canario tradujo por vez primera al castellano. La lectura del trabajo reafirmará el interés de esta figura histórica, digna de ser incorporada a la enciclopedia cultural de la humanidad.