El escultor Alberto Giacometti, de origen suizo (1901?1966), es conocido sobre todo por sus bronces de figuras fantasmales y descarnadas, que han hecho de él una figura clave de la escultura del siglo XX. Esta impresionante monografía recopila los penetrantes ensayos que Véronique Wiesinger, directora de la Fundación Alberto y Annette Giacometti de París, le ha dedicado durante casi una década. Al contrario que los estudiosos que centran sus análisis en la denominada crisis de la Segunda Guerra Mundial, Wiesinger cree que «la verdadera ruptura fue de naturaleza filosófica y no histórica, una ruptura de carácter constante y que está integrada en la obra. Existe una profunda unidad en el enfoque artístico de Giacometti, unidad que Michael Brenson subrayaba ya en 1974 cuando dedicó su tesis doctoral a la obra de Giacometti anterior a la Guerra, siendo además el primero en señalarla como elemento clave para interpretar el resto de la producción del artista. En efecto, resulta más fructífero considerar estas crisis como oscilaciones, giros y vueltas, movimientos pendulares o como momentos epifánicos. También hubo tiempos meseta para el artista, que dedicó a reelaborar y a integrar sus sucesivos descubrimientos sobre la percepción de la realidad». A través de ocho breves ensayos ilustrados, muy bien apoyados por notas biográficas, el libro revisa el conjunto de la trayectoria de Giacometti, desde sus relaciones con su padre a la importancia del tiempo y el espacio en su obra.