El fotógrafo francés Albert-Louis Deschamp (a la izquierda de la foto), acompañado del periodista Robert Chenevier, llega a España a principios de 1938 con el objetivo de suministrar documentación gráfica al semanario conservador L¿Illustration en un momento en que el ejército franquista ya se había consolidado en una amplia zona del territorio español. A diferencia de otros reporteros gráficos que cubrieron el conflicto, más implicados emocional o intelectualmente en cualquiera de los dos bandos, Deschamps parece tomar distancia y realiza un trabajo técnicamente impecable, pulcro, pero frío. Desde la retaguardia del ejército sublebado, y a través de la Cornisa Cantábrica, Cataluña, el Alto y Bajo Aragón, Levante o Madrid, el visor de su cámara irá encuadrando la realidad de una España en guerra: edificios abatidos por los bombardeos, colas de gente esperando alimentos, desfiles militares en las poblaciones conquistadas, actos religiosos, escenas cotidianas del campo, de las ciudades, de los pequeños pueblos y las recónditas aldeas por las que pasa este ejército victorioso... y también va dejando constancia de los restos y pertrechos abandonados por personal civil y combatientes republicano abocados al exilio... de un modo u otro las dos Españas están presentes en su legado documental.