Tamizando su propia experiencia personal como peregrino, a través de su sencillo y ardiente espíritu franciscano, el autor recoge treinta meditaciones, una por cada día de jornada, durante el camino de Roncesvalles a Santiago. Las meditaciones se centran en la identidad del ser humano, en su dignidad particular y en sus actitudes, haciendo de todo ello oración. Se trata de una invitación a recorrer este camino de profundización dirigida a todos, especialmente a los jóvenes, proponiendo un modelo antropológico: el hombre cristiano.
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