'¡Al cajón!' es la crónica de un mitin celebrado en Cádiz durante una campaña electoral reciente. Montero Glez nos cuenta lo que va sucediendo, tanto en los preparativos como durante el mismo mitin: los gritos, las miradas, los desconciertos, los cuerpos y las caras, los eslóganes que se repiten, los aplausos que subrayan esperanzas. Los protagonistas de la crónica nos resultan familiares: «el de la coleta», «el joven de la mirada bolchevique» o «caramelo de azúcar con mantequilla». Mientras desgrana sus ideas a lo largo de la crónica, perfiladas con la fuerza del aforismo, nos ofrece un relato que se sitúa en la estela del periodismo gonzo, un género que cultivaron con maestría escritores como Truman Capote, Hunter S. Thompson, Norman Mailer, Gay Talese y Joan Didio. Y rinde asimismo tributo a Francis Scott Fitzgerald, «un crítico del capitalismo sin saberlo». «Memoria viva del tiempo presente», llama Montero Glez a su escritura. '¡Al cajón!' es memoria viva hecha crónica que busca desentrañar lo que nos pasa, así como una reflexión intempestiva que se interroga sobre el presente, y que busca, o teme, el momento en que la historia empieza a ser madrastra de la vida. En el reverso del ruido mediático que nos envuelve, que apaga nuestras conciencias y diluye nuestras voluntades, '¡Al cajón!' es un ajuste de cuentas tanto con la transición política como con una década socialista que fue poco o nada prodigiosa, y un alegato contra la antipolítica que nos incita al conformismo.