De Aki Kaurismäki (1957), cineasta finlandés de prolija filmografía, puede decirse, sin exagerar, que es una rara avis en los dominios cinematográficos. Meciéndose dulcemente entre el estilizado realismo y el crudo surrealismo, sus películas son ejemplos de precisión, de economía narrativa y de un envidiable don para contar historias con las imágenes, los gestos y las palabras justas. Sus personajes, tiernos y al mismo tiempo pudorosamente inexpresivos, oscilan entre las figuras del melodrama y algún álter ego de Buster Keaton o de los Hermanos Marx. Este libro quiere ser tanto una semblanza y una tentativa de interpretación de este autor esquivo, como un recorrido por su producción, que abarca tanto la ficción como el documental o los vídeos musicales y que se prolonga desde aquel documental dirigido a medias con su hermano, «Saimaa-ilmiö» («El gesto de Saimaa», 1981), hasta su última película por el momento, «Le Havre» («El Havre», 2011) Kaurismäki ha sembrado con sus historias los ochenta, los noventa y la década del cambio de siglo, y ha conseguido alcanzar el gesto al que muchos han aspirado en vano: instalar, con una casi milagrosa autenticidad, el desasosegado material postmoderno en los serenos aposentos de la forma clásica. En suma, estamos ante uno de los grandes.