En esta tierra de extremos, donde a lo largo de los siglos una sucesión de situaciones climatológicas hostiles ha condicionado la propia existencia de sus habitantes, la vida, insolente y testaruda, no ha dejado de abrirse paso. Es ésta la crónica de una supervivencia, del esfuerzo de toda una colectividad por adaptarse a un medio duro, en ocasiones inhóspito, y poco generoso con ese elemento básico para la presencia y desarrollo de cualquier comunidad: el agua. Ella es la protagonista, el n?cleo vertebrador de un recorrido por las cinco ?ltimas centurias del devenir histórico de Cuevas del Almanzora, desde el señorío de los Fajardo hasta los inicios de este tumultuoso siglo XXI.Agua para riego, escasa y oculta, siempre esquiva ante la b?squeda incesante de los habitantes de este rincón semiárido del sureste español. Esfuerzo desmedido por sobrevivir, lucha ancestral por proveerse de un recurso escaso, por superar esa indigencia ancestral que ha marcado nuestra idiosincrasia, nuestro carácter com?n, nuestro entramado social y económico; esa rica cultura del agua que mana de unos usos equilibrados, racionales, reiterados secularmente e instalados definitivamente en la tradición. Y de la angustia, de esta constante necesidad brotó esa reivindicación que siempre ha clamado en el desierto, que casi siempre obtuvo por respuesta la indolencia institucional, que hasta hace bien poco tiempo nos abandonó a nuestras limitadas posibilidades. Los tiempos han cambiado ?eso nadie lo duda-, pero el agua contin?a siendo ese bien preciado tan escaso como siempre, tan demandado como siempre y tan infravalorado como nunca. Hay que aprender del ayer para construir el futuro. Agua para beber, lujo para los antiguos y hoy un servicio básico ligado a nuestra cotidianidad. Entre ambos límites media todo un periplo de luchas y anhelos, de sacrificios y desencuentros, de conflictos y acuerdos, de vida e historia. De ello se trata; desvelemos los antecedentes, traigámoslos al presente, analicemos, reflexionemos y apreciemos el valor de un recurso al que debemos nuestra existencia y del que indudablemente dependerán las generaciones venideras.