Sabe que hoy, buena parte de la poesía está en las páginas de contacto de los periódicos locales, sabe que lo que vale es el sexo y que no se puede concebir la vida sin una dosis diaria de sexualidad. Lo cierto es que oyendo la voz grave de Agosta dan ganas, aunque sea muy peligroso, de salir a buscarla. Pero con Agosta tienes que tener mucho cuidado, porque el suyo es un amor sin arrumacos ni zalamerías que se rebela contra lo establecido; el suyo es un amor que exige guerreros y no pusilánimes incapaces de defender sus sentimientos. Amores negros, querido lector, amores negros como la poderosa fuerza de la realidad.