Desde hace unos años, junto al cemento, el agua y los áridos, los aditivos son componentes básicos del hormigón. Añadiendo pequeñas cantidades de aditivos superplastificantes (en cantidades no superiores al 1% en masa de cemento), al agua de amasado del hormigón, se pueden conseguir propiedades mejoradas sobre los morteros y hormigones, hasta tal punto que el uso de estos aditivos, ha revolucionado la tecnología del hormigón fundamentalmente en dos direcciones: en términos de la reducción de la relación agua/cemento que conlleva una mejora de las resistencias y durabilidad; en términos de trabajabilidad y mejoras en las propiedades reológicas de los hormigones.