Erigido en cineasta suicida y temerario tras gozar de un periodo de entronización crítica, Ferrara ha edificado su obra en torno a cuestiones arteriales del catolicismo (familia, fe, perdido de la gracia, redención, violencia), abordándolos desde la óptica torturada del creyente desencantado, del sujeto de la modernidad secular