En 1943, con su novela Rehenes (Hostages), el escritor alemán Stefan Heym logró en Estados Unidos, donde se había exiliado, uno de los mayores best sellers de la Segunda Guerra Mundial. Hollywood la adaptó rápidamente a la gran pantalla en una gran producción con Luise Rainer y Arturo de Córdoba en los papeles protagonistas. La acción transcurre durante el mes de octubre de 1941 en el Protectorado de Bohemia y Moravia controlado por los nazis. La misteriosa muerte de un oficial alemán en un café de la Ciudad Vieja de Praga da lugar a que el ocupante tome a unos rehenes para ejecutarlos a los pocos días si el supuesto autor del atentado no se entrega. Janoschik, uno de los rehenes y miembro de la resistencia, elabora una estrategia para salir temporalmente de su cautiverio y poner así en marcha una conspiración que pondrá en jaque los planes del ocupante nazi Sobre este telón de fondo histórico, el autor (uno de los intelectuales más importantes de la RDA en el siglo XX) urde una trama en la que, con la precisión de un mecanismo de relojería y una penetración psicológica estremecedora, todos los protagonistas van desgranando sus vivencias, sus historias de amor, sus anhelos. Traducida ahora por primera vez al español, esta gran novela con elementos de psicología, intriga y aventuras refleja con maestría la voluntad de un pueblo heroico por liberarse del yugo opresor nazi.
Esta antología es un libro fundamental para conocer la desaparecida República Democrática Alemana en la obra de algunos de sus más relevantes escritores. Probablemente nunca en la historia reciente, y en ningún país, haya gozado la literatura de un papel tan destacado: no sólo por la prioridad que le otorgaba el gobierno y las facilidades que ello conllevaba (abundantes becas y premios, mercado editorial subvencionado, tiradas amplias y precios reducidos, privilegios para acceder a la vivienda o a un visado), sino por la relevancia que le otorgaban los propios lectores. En un país sin prensa libre ni debate más allá de los límites fijados por el Partido, la literatura contemporánea era casi el único espacio público en el que podía darse algún contraste de opiniones sobre cuestiones de actualidad; privados de otros foros de discusión, millones de ciudadanos bien educados se aplicaban a escudriñar alusiones entre líneas y desarrollaban una sensibilidad literaria que hubiese sido impensable en sus vecinos del Oeste; y como la mayoría de los escritores creía en una literatura comprometida, capaz de influir en los procesos sociales, se generaba una constelación singularmente fértil para la literatura, elevada a ámbito de diálogo entre el autor (los escritores) y la sociedad (los lectores). La lucidez de muchos de estos textos resulta hoy, sin lugar a dudas, apabullante. Así como su calidad. Y obliga a reescribir el canon literario del siglo XX cuanto antes: he aquí un buen número de escritores casi secretos para los lectores en español que se nos revelan como ineludibles ya. Y más allá de los numerosos libros excelentes que produjo la literatura de la RDA, del estudio de ese país tan peculiar cabe extraer lecciones cuya actualidad no ha caducado sobre la literatura, su función y su encaje social.