Este libro de Porfirio Barba Jacob comprende una muestra significativa de sus escritos en prensa mexicana, entre 1913 y 1941: textos políticos, reportajes y crónicas publicados en El Independiente, Churubusco, El pueblo, El Heraldo de México, El Demócrata, Cronos, Excélsior y El Universal. Aparecen también los 'Perifonemas' de Últimas Noticias - en los que, entre otros eventos, predice el asesinato de León Trotsky - y los últimos artículos de Así, poco antes de su muerte.
Poeta de la intensidad, de la tortura, del eros estéril y de la nostalgia célica, trata siempre de retratar al personaje que trabajó con tanto o más cariño que sus propios poemas. Maldito por vocación y temperamento, Barba-Jacob es un poeta raro entre los nuestros, trasnochado y actual, buscador de la vida y adorador de la destrucción, atormentado, insatisfecho, atrevido, que nos muestra -como pocos- de qué manera la vida salva al arte (sin vivir es casi imposible escribir) y de qué manera, asimismo, el arte construye y da razón a la vida. Ojalá Porfirio Barba-Jacob, en su infierno de marineros adolescentes y marihuana fresca, siga siendo, para pocos, el marginado que quiso siempre ser. O sea, el intransigente, el absoluto, el limpio, entre la natural y vital impureza. Luis Antonio de Villena
Este libro de Porfirio Barba Jacob comprende una muestra significativa de sus escritos en prensa mexicana, entre 1913 y 1941: textos políticos, reportajes y crónicas publicados en El Independiente, Churubusco, El pueblo, El Heraldo de México, El Demócrata, Cronos, Excélsior y El Universal. Aparecen también los 'Perifonemas' de Últimas Noticias - en los que, entre otros eventos, predice el asesinato de León Trotsky - y los últimos artículos de Así, poco antes de su muerte.
Poeta de la intensidad, de la tortura, del eros estéril y de la nostalgia célica, trata siempre de retratar al personaje que trabajó con tanto o más cariño que sus propios poemas. Maldito por vocación y temperamento, Barba-Jacob es un poeta raro entre los nuestros, trasnochado y actual, buscador de la vida y adorador de la destrucción, atormentado, insatisfecho, atrevido, que nos muestra -como pocos- de qué manera la vida salva al arte (sin vivir es casi imposible escribir) y de qué manera, asimismo, el arte construye y da razón a la vida. Ojalá Porfirio Barba-Jacob, en su infierno de marineros adolescentes y marihuana fresca, siga siendo, para pocos, el marginado que quiso siempre ser. O sea, el intransigente, el absoluto, el limpio, entre la natural y vital impureza. Luis Antonio de Villena