Una obra que inauguró una nueva etapa en la poesía inglesa del siglo XX.Uno de los grandes poemarios de Philip Larkin, Las Bodas de Pentecostés, causó una profunda convulsión en los medios literarios británicos cuando se publicó por primera vez en 1964.La insolencia, el lenguaje áspero y coloquial, y el tono provocativamente antirromántico convirtieron a Larkin en el máximo representante de la poesía de la posguerra británica y en un imprescindible innovador de las letras europeas.
Philip Larkin nació el 9 de agosto de 1922 en el seno de una familia inglesa acomodada. Su padre le puso el nombre de Philip por el poeta del siglo XVI Sir Philip Sidney, al que consideraba la figura literaria más importante de Inglaterra. De carácter retraído, con un sentido del humor muy peculiar y con una profunda aversión hacia cualquier cosa que sonara a modernidad, Larkin prefería centrar su poesía en los hechos observables, en una suerte de fenomenología comentada. Con " Engaños " (1955), un libro que contenía apenas veintinueve poemas, Larkin consigue comenzar a hacerse un hueco en la Historia de la Literatura, dando un giro radical a lo que había sido el canon imperante de la poesía inglesa. Philip Larkin creía que la poesía es algo emocional, más que intelectual o moral, y que el metro y la rima intensifican la emoción. Casi todos sus poemas poseen una oralidad deliberada que acaba conformando la estructura misma del texto. Esta antología pretende ser, por una parte, un volumen donde se compendie lo más esencial de Larkin, y, por otra, una ventana a su producción inédita (se incluyen veinte poemas inéditos en castellano), que por motivos diversos no acabó formando parte de los volúmenes que publicara en vida un poeta tan exigente. Para ayudar al lector a acercarse a las distintas caras del personaje larkiano se reúnen los poemas en once apartados temáticos.
Precisa, elegante, concisa, «Una chica en invierno» es la última de las grandes obras de Larkin que quedaba por publicar en castellano. Una historia de invierno y de verano, de guerra y de paz, de exilio y de hogar, y también una de sus piezas más sinceras, en la que se entrelazan huellas de su propia biografía. El autor nos sumerge magistralmente en la opresiva atmósfera del crudo invierno inglés en plena Segunda Guerra Mundial. Katherine es una joven refugiada que trabaja como bibliotecaria en una gris ciudad inglesa. Hastiada de su trabajo y de la vida en general, lo único que le hace mantener la esperanza es la perspectiva de un reencuentro con el que fue su primer amor. Así, en las horas previas a su cita, Katherine revivirá las idílicas vacaciones que supusieron para ella la pérdida de la inocencia y el paso a la edad adulta. Ahora Robin, el protagonista de aquel crucial verano, tan glorioso como mortificante, tan radiante como precozmente crepuscular, podría poner fin a su monótona vida y arrancarla para siempre de las garras de la frustración. Un pequeño clásico que no ha dejado nunca de seducir por su delicado uso del lenguaje y su descarnada belleza.
Aunque Philip Larkin debe su prestigio a la poesía, donde destacó como uno de los más acerados renovadores del género en los años cincuenta, fue también un precoz y brillante novelista, autor tan sólo de dos novelas. La primera y más conocida es Jill, un relato parcialmente autobiográfico que transcurre en Oxford durante los primeros años de la Segunda Guerra Mundial. El protagonista es un joven estudiante de clase modesta que llega a la ciudad universitaria en medio de un ambiente gris, fúnebre y amenazante. Para disimular su tedio elige a una chica y le inventa una identidad, la bautiza con el nombre de Jill y empieza a obsesionarse hasta que la invención sufre un inesperado vuelco.Considerada una de las grandes novelas sobre la sociedad inglesa de los años cuarenta, Jill es un pequeño clásico que no ha dejado de seducir con su minuciosa crueldad y su desalmada belleza.«Había algo desagradable en el personaje de Philip Larkin, pero lo que más le importaba era la belleza yla creación de bellos artefactos. Ahí radica su grandeza.» John Banville
Compilación de la poesía esencial de Philip Larkin, el gran poeta inglés de la segunda mitad del siglo XX. «No acabo de entender a esos tipos que van de universidad en universidad dando charlas y contando cómo escriben sus poemas: es como ir por ahí contándole a todo el mundo como le haces el amor a tu mujer.» Philip Larkin Philip Larkin es uno de los poetas capitales del siglo XX. Su tono mordaz y convencional, su mirada inclemente, donde se refleja una emoción honda pero siempre contenida, así como su espíritu urbano, su peculiar sentido del humor y su capacidad para detectar miserias de la sociedad contemporánea, le han convertido en uno de los poetas más leídos de todos los tiempos, favorito incluso de lectores poco habituados a la poesía. En este volumen se reúne, por primera vez en castellano, el cuerpo esencial de la poesía de Larkin, desde Engaños, el primer libro en que dominó su voz, pasando por Las bodas del Pentecostés y Ventanas altas, quizá sus dos obras maestras, hasta algunos poemas finales y dispersos, como el estremecedor «Albada», una de las despedidas más lúcidas que jamás se han escrito.