Este libro se debe al afortunado entrecruzamiento de dos relatos semejantes, escritos por dos grandes escritores de las letras en español. Ambos fueron publicados por primera vez en periódicos y corregidos por sus autores en sucesivas ediciones. Los dos son cuentos que han viajado en el tiempo, más o menos librados de las inclemencias de las épocas cambiantes y son dos deliciosos retratos de dos ciudades, Madrid y México, que han dejado de ser lo que fueron, aunque ambas conserven aromas intactos por la pátina de los siglos.
El escritor mexicano Manuel Gutiérrez Nájera (1859-1895) gozó en vida de gran popularidad como escritor y periodista. Alcanzó pronto el reconocimiento de autores como Martí y Rubén Darío, y fue considerado por sus compatriotas como uno de los polemistas periodísticos más leídos y conocidos de la época del Porfiriato. Sus polémicas atendían a cuestiones literarias, pero también, con frecuencia, a asuntos políticos o civiles. Sus cuentos registran la rígida estamentación social de la época, aunque, sin ocultar las desigualdades, las presenta desde la óptica conciliadora o paternalista que propiciaba el régimen. Puede decirse que el principal protagonista de sus cuentos es la ciudad de México, la ciudad moderna, la ciudad espectáculo de los modernistas y no la ciudad testigo del realismo, y esto es quizá el rasgo que hace a Nájera el más moderno de sus coetáneos. Junto a esa sensibilidad urbana y moderna, está también la novedad de su lenguaje y de su estilo, un estilo que tiende natural y voluntariamente a la gracia y a la mesura, evitando extremos y apoyándose en las claridades de la ternura y la amabilidad.