Un fino análisis psicológico de los personajes de la obra maestra y, como el propio autor indicaba en la presentación, un intento de dar renuevo de interés a la lectura del Quijote.La delicada gama psicológica que acompaña los caracteres de Don Quijote y Sancho es bien diversa del simplismo con que vulgarmente ha sido apreciado el libro en general. El Quijote es, a la vez, fácil y difícil. Don Quijote y Sancho sintetizan dos modos de ser opuestos, o más bien complementarios. A lo largo del relato se contagian; donde Quijote se sanchifica y Sancho se quijotiza. Ambas figuras se mueven en un delicado y complejo paralelismo. Por eso dice, con razón el aludido crítico: Sancho es, en cierto modo, una transposicion de Don Quijote en clave distinta.Salvador de Madariaga (1886-1978). Político liberal, diplomático, poeta, novelista, ensayista, cosmopolita, casi apátrida, se interesó fundamentalmente por la psicología de las relaciones internacionales y en sus estudios históricos y culturales aborda casi siempre el tema político. En 1936 fue nombrado académico de la Real Academia de la Lengua, puesto que no ocupó hasta su regreso a España en 1976, versando su discurso de entrada sobre el tema De la belleza en la ciencia. En 1967 le fue concedido el premio Goethe y en 1973 el Carlomagno de la villa de Aquisgrán. Fue presidente honorario de la Internacional Liberal.Una obra clásica del género dentro de los círculos universitarios.El momento es el propicio por las celebraciones del IV Centenario.Madariaga es un clásico.
La delicada gama psicológica que acompaña los carácteres de Don Quijote y Sancho es bien distinta del simplismo con que vulgarmente ha sido apreciada esta genial novela. Don Quijote y Sancho sintetizan dos modos de ser opuestos o, más bien, complementarios. A lo largo del relato se contagian; donde Quijote se «sanchifica», Sancho se «quijotiza». Ambas figuras se mueven en un delicado y complejo paralelismo: «Sancho es, en cierto modo, una transposición de Don Quijote en clave distinta». Don Quijote y Sancho resumen dos modos de ser complementarios, imposible de entender el uno sin el otro, según Madariaga. Y es que, para el autor, caballero y escudero se contagian, se influyen, se condicionan y se enriquecen a lo largo del relato en un delicado y complejo paralelismo. Éste es un ensayo psicológico sobre «el Quijote», sobre los personajes de la obra cervantina y, como Madariaga indicó, un intento «de dar renuevo de interés a la lectura del Quijote».