Prólogo de John Fowles. Premio Nobel 1988. Escrita en 1967, Miramar representa la síntesis de los dos períodos que Naguib Mahfouz había recorrido como escritor. Tras el período de novela histórica en el más puro estilo de realismo social desemboca en la utilización del simbolismo y la alegoría metafísica. Miramar es el nombre de una pensión que ha sobrevivido a las convulsiones que han sacudido el Egipto moderno desde la Revolución. Es una historia contada por múltiples voces; en ella cinco personajes masculinos distintos y antagónicos, paradigmas de la desencantada sociedad alejandrina entrecruzan temporalmente sus destinos en el estrecho horizonte de este microcosmos singular. John Fowles escribió al prologar Miramar en 1978: "Miramar es obra de un excelente novelista, un escritor que conoce en profundidad complejos los problemas de su país, su alma... Nos permite el extraño privilegio de penetrar en la psicología nacional de un país... Espero sinceramente que el lector comparta el placer y el interés que yo he sentido por esta novela humana y reveladora."
El Mago es la novela central su redacción definitiva se extiende a lo largo de veinte años de John Fowles, uno de los más singulares novelistas ingleses; un escritor muy preocupado por los grandes temas filosóficos e intelectuales de nuestro tiempo que es a la par un extraordinario fabulador que arrastra irresistiblemente al lector. En El Mago, una obra enormemente rica, compleja y ambiciosa en la que hay elementos de la novela gótica, el thriller, la historia iniciática, la novela erótica, la filosófica, asistimos a la «educación sentimental» del joven Nicholas, que abandona Londres y a su amante y se establece en una remota isla griega como profesor de inglés. Allí conoce a un misterioso personaje, un excéntrico millonario, Conchis, el Mago, que le hace participar, a menudo contra su voluntad, en experiencias extrañas. Fascinado por este mago enigmático, que le envía para seducirle a dos hermanas gemelas, Nicholas es conducido a través de un complicado juego de invenciones, charadas, decorados múltiples, de una especie de Juego Supremo, a las fronteras movedizas de la realidad y el sueño. ¿Cuál es el fin de estas experiencias truculentas? ¿Cómo saber su significado, el grado de seriedad científica, de intuición metafísica, de pura superchería? Y sobre todo, se pregunta Nicholas angustiado, ¿quién es realmente Conchis? ¿Un ser dotado de poderes supranormales? ¿Un déspota caprichoso que escenifica sus propios fantasmas para turbar las sensibilidades frágiles? ¿Un psiquiatra que, en aras de la ciencia, prosigue el estudio de un «caso»? Un circuito recurrente y emblemático en esta obra apasionante: de la apariencia a la sospecha y al desenmascaramiento de esta apariencia como mentira, y a la sospecha de esa nueva apariencia: la última máscara jamás se quita. El Mago, como toda la obra de Fowles, está bajo el signo del misterio, eje central de la misma; de la búsqueda de la autenticidad individual; del erotismo y de la dominación de la mujer por el hombre, teñida de sadismo no en vano la novela se abre con una cita del divino marqués. Jean Ruer ha calificado a esta novela, fundada sobre premisas existencialistas más o menos enmascaradas, como «una especie de historia de la conciencia del mundo occidental en el siglo XX». Fowles escribió que con esta obra quiso elaborar «una fábula acerca del hombre y de su concepción de Dios», es decir, «las ilusiones humanas acerca de algo que no existe de hecho: el conocimiento absoluto y el poder absoluto» y sobre la destrucción de ambas ilusiones. «Un libro apasionante... Precisiones sobre el hecho amoroso de una modernidad y de una lucidez extremas» (Leopoldo Azancot). «Una de las obras maestras de la segunda mitad del siglo XX... Una novela eminentemente intelectual que es a la vez amena, apasionante y llena de emoción» (Javier Alfaya). «Una de aquellas aventuras literarias que exigen y merecen casi toda una vida de dedicación» (J. J. Navarro Arisa, El País).
Bahía de Lyme, 1867. El joven Charles Smithson ha ido a visitar a su prometida. Llevado por su afición a la paleontología, hace largas excursiones por los bosques en busca de fósiles. En una de ellas conoce a Sarah Woosroff, a la que los lugareños llaman «la mujer del teniente francés», por el romance que vivió con un marino de esa nacionalidad que después la abandonó. Entre ambos personajes nace un amor apasionado que chocará violentamente con la rígida moral victoriana. Manipulando ingeniosamente las convenciones del narrador omnisciente decimonónico y los clichés de la novela victoriana, Fowles construye un brillantísimo libro que, por un lado, relata una apasionante historia de amor y, por otro, propone una aguda reflexión sobre el sentido último de la literatura. La novela fue objeto de una aplaudida versión cinematográfica protagonizada por Meryl Streep y Jeremy Irons. «Magnífico tour de force» (Times Literary Supplement). «Una espléndida, lúcida y muy satisfactoria creación artística» (J. Price, New Statesman). «Un libro apasionante y una insuperable muestra de talento narrativo» (John Higgins, Financial Times).
Con la precisión y el dominio del lenguaje que caracterizan su narrativa, Fowles nos vuelve a sumergir en un mundo poblado de personajes propios de lo mejor de la mitología clásica. Un joven crítico de arte se replantea su convencional vida tras visitar a un pintor inglés retirado voluntariamente a la campiña francesa en compañía de dos misteriosas muchachas. Un ladrón filosófico despierta a un escritor para someterle a la peor de las torturas. La desaparición de un exitoso miembro del Parlamento pone en jaque a la policía londinense. Un grupo de amigos, cada uno con sus miserias, pasa unos días agridulces en un idílico paraje campestre. Estas cuatro historias, acompañadas de la traducción de un romance amoroso medieval francés, recogen los apasionantes temas de las novelas que convirtieron a este autor en uno de los referentes de la literatura inglesa del XX. Cinco relatos del autor de «La mujer del teniente francés» y «El coleccionista», que constituyen ejemplos perfectos del estilo riquísimo, deslumbrante y magistral de Fowles, y que están a la altura de sus mejores obras.
Publicada por primera vez en 1979, «El árbol», una de las pocas obras en las que el novelista John Fowles exploró el género ensayístico, supone una reflexión enormemente provocativa sobre la conexión entre la creatividad humana y la naturaleza, además de un poderoso argumento contra la censura de lo salvaje. Para ello Fowles recurre a su propia infancia en Inglaterra, en la que se rebela contra las estrictas ideas de su padre, que vive obsesionado con la «producción cuantificable» de los árboles frutales, y en su lugar decide abrazar la belleza de la naturaleza no modificada por el hombre. «El árbol» es una obra excepcional que nos lleva por los vericuetos de la creación, del descubrimiento de las fuentes de la inspiración, de las claves de la escritura, y todo ello a través de un recorrido por los espacios naturales más salvajes que acompañaron al autor durante su vida. Una obra inspiradora que refuerza nuestra conexión con el mundo natural y nos recuerda el placer que produce perderse en él, el valor de no tener ningún plan y la sabiduría necesaria para dejar que nuestro instinto nos guíe con libertad tanto en la vida como en el arte.
Frederick Clegg es un hombre solitario y anodino que colecciona mariposas. Miranda Grey es una radiante e inteligente niña bien que estudia arte en Londres. Frederick, que admira a Miranda pero es incapaz de abordarla con normalidad, la secuestra y la aloja con todas las comodidades en un sótano en su propiedad, una trampa perfecta acondicionada como una jaula de oro. Fowles recrea un intenso duelo psicológico donde captor y prisionera intercambian papeles con refinamiento y crueldad, cada cual defendiendo sus propios objetivos: Miranda desea recuperar su libertad, Frederick quiere ser aceptado como un igual por el objeto de su obsesión. El resultado es una novela magistral que, haciendo gala de un engranaje tan milimétrico como febril, ha sido leída por cientos de miles de lectores.