«Se podría decir que, siguiendo el ejemplo de la legendaria y elocuente Sherezada, el propósito de un relato es conjurar al verdugo, suspender el juicio ineluctable del destino que nos acecha, prolongar la ilusión de la vida y el tiempo. ¿O acaso debería el narrador, por medio de su arte, ayudar a que los hombres nos conozcamos y reconozcamos? Quizá su vocación consista en hablar en nombre de aquellos que no tuvieron la habilidad para hacerlo, o que, aplastados por la vida, no hallaron la fuerza para expresarse. ¿O será, más bien, que el narrador sólo se cuenta su propia historia a sí mismo, como el niño que canta en la oscuridad para disipar su miedo? O, finalmente, ¿será que el propósito de los relatos es iluminar las sendas oscuras hacia las que la vida nos arroja, así como decirnos algo más sobre esta vida, que tendemos a vivir de forma ciega e inconsciente, algo más de lo que somos capaces de entender o comprender desde nuestra flaqueza? Y es por eso que las palabras de un buen narrador pueden arrojar luz sobre nuestros actos y nuestras faltas, sobre lo que deberíamos hacer y sobre lo que nunca debimos haber hecho. Por tanto, cabe preguntarse si la verdadera historia de la humanidad no debiera buscarse en estos relatos, orales o escritos?poco importa si tratan sobre el pasado o el presente?, o si no, al menos, debiera buscarse allí el difuso sentido de dicha historia». I. A., Estocolmo, 1961
El pont sobre el Drina és la crònica d'una petita ciutat, la kasaba de Visegrad. La contrucció del pont, símbol d'unió entre pobles, és excusa per introduir els diferents destins dels seus personatges, que reflecteixen la història de Bòsnia, amb la seva diversitat d'ètnies i religions: cristians ortodoxos, catòlics, musulmans, jueus, tots ells agitats per sentiments, concepcions, prejudicis i tradicions contradictòries que, al llarg dels segles, no han canviat gaire. En el món descrit per Andric resta encara, però, un clam d'esperança.
Junto a Un puente sobre el Drina y Crónica de Travnik, esta novela, que se desarrolla en Sarajevo y Belgrado, cierra la trilogía que el premio Nobel Ivo Andric, dedicó a los Balcanes. En el lecho de muerte, un comerciante serbio que perdió su fortuna, hace prometer a Rajka, su hija de quince años, que asumirá la responsabilidad de la casa en lugar de su madre. Toda la vida de la chica se regirá por este juramento. La señorita es un estudio de carácter. Como si se tratara de una comedia clásica, la personalidad y el comportamiento del personaje están predeterminados por una única obsesión dominante: la avaricia. Reseña:«Ivo Andric poseía una aguda comprensión de la motivación humana. Sus personajes alcanzan estatura y se convierten en memorables no tanto por sus acciones como por el sondeo que realiza el autor por sus almas y mentes.»Stoyan Christowe, The New York Times Review
Una crónica de cinco siglos donde Ivo Andric, Premio Nobel de Literatura, retrata la trágica historia de los Balcanes. La ciudad de Visegrad (Bosnia), situada a orillas del río Drina, tuvo un momento de esplendor en la Edad Media por constituir un puente de tránsito entre el mundo cristiano y el islámico. Esta novela recoge la historia de esa comunidad plural y conflictiva, tomando como pretexto narrativo el gran puente de piedra que cruza el río, lugar de encuentro y paseo para sus habitantes. La larga crónica abarca desde el siglo XVI hasta principios del XX, y nos da cuenta de las tensiones y enfrentamientos que se suceden y heredan de generación en generación. Reseña:«Sabiduría en estado puro.»El País «Basta con leer la espléndida novela Un puente sobre el Drina, de Ivo Andric, el único premio Nobel de Literatura yugolasvo, para darse cuenta de la pervivencia de los terribles fantasmas del pasado en los espíritus balcánicos.»Miguel Ángel Villena, El País «Un magnífico fresco del pasado.»Mercedes Monmany, Letras Libres
Un fresco histórico de Bosnia en el que el pasado nos muestra las claves del presente. Estamos en el momento álgido de las guerras napoleónicas. Un diplomático francés, Jean Daville, es enviado a Travnik, una pequeña ciudad perdida entre las montañas de Bosnia, como cónsul. La novela es el relato de su estancia allí entre 1806 y 1814, dando ocasión para ofrecernos un fresco de ese tiempo convulso en el que por primera vez los Balcanes se abren a Occidente. Alrededor de la pequeña ciudad, donde también se ha asentado el cónsul austríaco, la política napoleónica se escribe con fuego y sangre mientras que los dos cónsules, perdidos en el pequeño territorio de Bosnia, verán cómo sus ambiciones y juventud naufragan y se asfixian en medio de una comunidad arcaica, contradictoria e impenetrable. Un paisaje humano en el que se entrecruzan imágenes de un mundo casi medieval con el desasosiego de las mujeres europeas y con las vidas cotidianas de los actores involuntarios de la pequeña historia: comerciantes, burócratas, artesanos, campesinos. En la frontera entre la novela histórica, el relato intimista y la descripción etnográfica, esta novela del autor de Un puente sobre el Drina constituye una de las mejores evidencias de que la novela sigue siendo un género tan vivo como imprescindible.
Signos junto al camino es un libro cuya forma se nos escapa. Son a la vez anotaciones y apuntes de diario, son insomnio y vigilia, son textos tanto para escritores como para lectores, son también un inventario de pesadillas y un conjunto de historias cotidianas, son el inicio de una novela «total» y un poema solitario que infunde aliento y a veces, en regocijo, uno deja escapar por sus labios. Un hombre que siempre sabe con certeza dónde está, cuánto hay desde el «aquí y ahora» hasta el «allá y más allá», es un hombre perdido, determinado por su imprudencia o soberbia. Es un hombre determinado por accesorios técnicos, sistemas de medición, estructuras sociales pero no por sí mismo. Aunque suene paradójico, ese punto en el que está cada hombre es el camino.
Por primera vez en español, un amplio catálogo de relatos cortos de Ivo Andric, Premio Nobel en 1961 y uno de los grandes maestros de la literatura de los Balcanes. Las primeras historias forman parte de La casa aislada, obra póstuma publicada en 1976, considerada el testamento narrativo de Andric. En ellas encontramos a un escritor-narrador que habita una solitaria casa del casco antiguo de Sarajevo, cuya soledad se ve alterada por las visitas de personajes históricos o ficticios de diferentes épocas y condiciones sociales --desde aristócratas turcos, austriacos y franceses, hasta un geómetra, un director de circo o una prostituta--, que le van relatando circunstancias y episodios de su vida pasada o de la de otros personajes que les atormentan.
El elefante del visir reúne tres novelas cortas del Premio Nobel de Literatura Ivo Andrić. En ellas, el escritor bosnio despliega su extraordinaria habilidad como contador de historias y su maestría para crear personajes complejos con unos pocos trazos. La primera de ellas, que da título a este volumen, constituye una espléndida radiografía de una sociedad sometida a un déspota: un visir que, al poco tiempo de tomar posesión de su cargo ya ha dado muestras de su crueldad y arbitrariedad, se hace llevar a su palacio un elefante, animal que en poco tiempo concita un odio exacerbado entre sus súbditos. La protagonista de la segunda novela, «Los tiempos de Anika», relato que se inscribe en la mejor tradición de las historias protagonizadas por una femme fatale, es una hermosa mujer que, tras sufrir un desengaño amoroso, decide valerse de su belleza y sus encantos para tener a los hombres de una comarca a sus pies. «Conejo» la tercera y más larga de las nouvelles está protagonizada por un apocado funcionario cuya mortecina existencia da un inesperado giro gracias al encuentro con un peculiar personaje; no obstante, será cuando los alemanes invadan Belgrado y empiece a colaborar en la resistencia cuando le encuentre sentido a su vida. El elefante del visir es una excelente muestra de la mejor literatura del escritor que cautivó a los lectores con Un puente sobre el Drina.