En una lúgubre fortaleza borbónica que se alza sobre una isla fantasmal transcurre la última noche, antes de su ejecución, de cuatro condenados por atentar contra la vida del rey. A lo largo de las horas, para engañar la espera, los conjurados, un estudiante, un aristócrata, un soldado y un poeta cuentan cada uno una historia, aquella «más memorable que pueda dar un sentido a su vida». Se les ha ofrecido una última posibilidad: cada uno deberá depositar una tarjeta en una urna. Si uno de ellos escribe el nombre del jefe de la conjura, el misterioso Padreterno, todos se salvarán y nadie sabrá quién es el delator... La novela culmina con un imprevisto coup de théâtre mientras se acrecientan las sospechas del lector, sutilmente guiado por Bufalino: ¿esos relatos no han sido sino una mixtificación, todo sombra y equívocos, un laberinto de espejos? ¿Acaso la vida misma no es sino una secuela de mentiras en cuyo fondo subyace la angustiosa verdad de que nada existe, nada es verdadero?
En 1946, en un sanatorio para tuberculosos de la Conca d?Oro, castillo de Atlante y campo de exterminio, unos singulares personajes, supervivientes de la guerra y presumiblemente incurables, pelean débilmente consigo mismos y con los otros, en espera de la muerte. Largos duelos de gestos y de palabras; de palabras sobre todo: febriles, tiernas, barrocas a tono con el barroco de una tierra que ama la hipérbole y el exceso. Tema dominante: la muerte que se propaga sutilmente, se disfraza, se esconde, se extravía, musicalmente reaparece. Y todo esto entre los ropajes de una escritura en equilibrio entre el desgarro y el falsete y en un espacio siempre más acá o más allá de la historia... que podría incluso simular un escenario o la niebla de un sueño.
"Tommaso y el fotógrafo ciego" es la última novela del gran escritor italiano Gesualdo Bufalino, fallecido en 1996, cuya edición original italiana se presentó de la siguiente manera: Composición: entre una anestesia y otra, entre un by-pass y otro, por diversión. Género: pieza grotesca de cháchara y acción. En caso contrario: una no-novela disfrazada de hipernovela, y viceversa. Argumento: un periodista con ambiciones de escritor abandona por confusos motivos existenciales el trabajo, la familia, los amigos, exiliándose en el semisótano de un gran edificio metropolitano. Allí se convierte en espectador, actor y cronista de muchas peripecias, hasta una resolución final que precipita los acontecimientos e insinúa una hilazón metafísica y moral. Estructura: una serpiente que se muerde la cola: cuando todo parece acabar, todo parece recomenzar. Para utilizar palabras gruesas, el paratexto entra en el texto y lo refuta. Con el maleducado propósito de desanimar la credulidad del lector. Personajes: marionetas para un teatro de cámara, movidas por un hilo visible: mitad sombras, mitad cosas firmes. Lugar: una Roma exangüe, telón pintado del que se utilizan, por mera fascinación fónica, las más comunes mitologías toponomásticas. Época: más o menos contemporánea, con una franja de oscilación de una decena de años. Digamos entre 1990 y 1999. Lengua: a manchas de leopardo, suntuosa y baja, como para adecuarse a la naturaleza del yo relator, cliente habitual del aula y de la calle.
Illa dextraordinàries contradiccions, Sicília és el llindar del paradís i, al mateix temps, una terra dombres i fatalitats. Hi ha la Sicília celeste, amb gessamins dAràbia, delits de lluna i platges dor, i la Sicília obscura, amb migdies cecs que cauen a plom sobre les carrerades i sang que seixuga lentament al peu dun vell oliver. Per als qui ja la coneixeu i per als qui no hi heu estat mai però, potser assaciats de bones lectures, voldríeu visitar-la alguna vegada, aquest llibre serà indiscutiblement una grata sorpresa: el Bufalino més captivador i intimista us acompanyarà, a través de la llum i el dol, fins a les portes del somni.
El narrador, asediado por el invierno en un hotel de Roma, evoca, para curarse de sus accesos de angustia, antiguas aventuras en el corazón del Sur, en tiempos de su juventud. Un soberbio diario-novela que puede leerse como balada de las damas de antaño o como de un viaje que vanamente se obstina a promover en leyenda su pobre «vita nuova» .
Rescatamos, con prólogo de Jorge Herralde, dos novelas capitales en la obra de Gesualdo Bufalino. La trama de Perorata del apestado transcurre en un sanatorio para tuberculosos donde unos singulares personajes pelean débilmente consigo mismos y con los otros, en espera de la muerte. En esta novela autobiográfica destacan dos figuras memorables: el Gran Flaco, el impresionante médico del sanatorio, y Marta la bailarina, la enferma con la que el protagonista vive una historia de amor sin futuro. En Argos el ciego, el narrador, asediado por el invierno en un hotel de Roma, evoca, para curarse de sus accesos de angustia, antiguas aventuras en el corazón del Sur, en tiempos de su juventud. Resulta así un desdoblamiento en dos ciudades y edades distintas, con máscaras alternas. Un diario-novela que puede leerse como balada de las damas de antaño o como mea culpa de un viaje que vanamente se obstina en elevar a leyenda. «Perorata del apestado impresionó por la calidad de la escritura y la intensidad de la historia. Su segunda novela, Argos el ciego, confirma definitivamente el talento del narrador» (Franco Marcoaldi, Panorama). «Bufalino es un escritor extraordinariamente literario, un estilista de excepcional rigor» (Claudi Marabini, Il Resto del Carlino).