Tito Flavio Clemente nació probablemente en Atenas, de padres paganos, a mediados del siglo II de la era cristiana. Pertenecía a una familia pagana y recibió una primera y esmerada educación también pagana. Aunque ignoramos las circunstancias de su conversión, sabemos que hacia el año 190, Panteno su maestro le asocia a la enseñanza en la Escuela Catequética de Alejandría; y que diez años después le sucede en el magisterio y, tal vez, en la dirección de la misma. Probablemente murió antes del año 215. Durante los tres siglos posteriores a su muerte son numerosos los testimonios de estima y reconocimiento de su ciencia, ortodoxia y santidad. En cuanto a su preparación y a su bagaje intelectual, poseía una erudición extraordinaria, más vasta que profunda: le es muy familiar la literatura pagana, la cristiana, tanto la gnóstica herética como la ortodoxa, y la judía. Entre los autores modernos suele considerarse a Clemente de Alejandría como el gran pionero de la filosofía cristiana, del intento de armonización de la fe con el saber pagano, y como el primer humanista cristiano. El Pedagogo forma parte de la que tradicionalmente se ha considerado como una trilogía literaria, que contiene el plan diseñado por Clemente para describir la obra salvífica del Cristo-Logos en favor de los hombres. La primera de las obras que forman parte de esta trilogía es el Protréptico: un vibrante discurso de exhortación a los gentiles, para que escuchen la llamada del Logos divino, que les apremia a la conversión. La segunda parte el Pedagogo presenta, al ya convertido y bautizado, a su educador y modelo: el Logos paidagogós, que curará sus pasiones y le guiará e instruirá gradualmente, como a un niño, en los deberes de la vida cristiana. La tercera los Strómata introduce al fiel cristiano a una vida más perfecta, que incluye la iniciación en la verdadera filosofía: aquella que descansa sobre el fundamento de la Sagrada Escritura y conduce a la verdadera gnosis.