Para gente de honrada naturaleza y buen paladar, así describe Reyes estas Memorias de cocina y bodega, en cuyas páginas se toma una serie de descansos para gozar y ponderar el arte de la cocina. Lo acompañan renombrados personajes de gustos y manías ya conocidos, en algunos casos, y desconocidos en otros. Mallarmé, Cervantes, Juan Ramón Jiménez, Galdós o Paul Morand son algunos de ellos. "No veo por qué la historia de la cultura, si se ocupa del mueble y del vestido, no haya de tomar en serio la cocina", asegura Reyes. La entrada del chocolate a la mesa de Moctezuma II, la generosidad del vino español, los orígenes de la cocina mediterránea, el café de Brasil o los secretos de ciertos guisos franceses cobran relieve en estas páginas, para disfrute del lector que se anime a brindar con el Maestro. "La mejor prosa en lengua castellana del siglo XX", en palabras de Borges
La gavilla de cuentos que constituyen esta obra son una magnífica, por primeriza, muestra de la insólita y excepcional prosa de Alfonso Reyes, al punto que como dice Antonio Colinas en el prólogo, "me lleva a pensar que estos relatos comparten también las virtudes del ensayo o de la poesía. O de una erudición exquisita..."
Exiliado durante diez años en Madrid, el mexicano Alfonso Reyes (1889-1959) protagonizó, entre 1914 y 1924, el acercamiento más profundo que un intelectual hispanoamericano haya hecho a la realidad española.