Mónica Martínez Sariego, actualmente profesora de literatura en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, es licenciada en Filología Hispánica con Primer Premio Nacional de Terminación de Estudios Universitarios, y doctora con Premio Extraordinario de Doctorado en la macroárea de Artes y Humanidades. Ha realizado, asimismo, otras licenciaturas y posgrados en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, Filología Inglesa y Filología Clásica; y ha llevado a cabo estancias de investigación predoctorales y postdoctorales en Francia, Alemania y Estados Unidos. Ha dirigido y participado en varios proyectos de investigación y cuenta con un centenar de publicaciones especializadas sobre literatura española y comparada, tematología y mitocrítica, tradición clásica y estudios de género. El poeta y polígrafo sevillano Alberto Lista (1775-1848) tomó al autor latino Horacio como modelo literario, en los ámbitos de la reflexión teórica y de la creación poética. Partiendo de esa premisa, en el presente libro se acomete, por un lado, un análisis de los escritos teóricos de Alberto Lista a la luz de la asimilación y eventual negación de los preceptos horacianos, con especial atención a la denominada tópica horaciana mayor: ars-ingenium, prodesse-delectare y res-verba. Por otro lado, se estudia el tratamiento del material horaciano en su obra poética, a través del estudio y comentario de los poemas categorizados por el propio autor como traducciones o imitaciones del poeta latino. Se alcanzan así conclusiones de carácter general sobre el aprovechamiento del material clásico y sobre los diferentes procedimientos de aclimatación y adaptación a los que Lista lo somete, especialmente en lo que atañe a la lengua poética, a la adaptación métrica, a las modificaciones fruto del contexto histórico y a las determinadas por el influjo de la moral judeocristiana.
"Resulta llamativo el desconocimiento generalizado que tenemos de todo lo que concierne a nuestro más próximo vecino, el norte de África; en particular, sabemos muy poco de la historia de la presencia española en esos territorios, tan justamente denomina
Invierno de 1940. España se estremece de frío y hambre mientras Europa se despedaza. Masas de presos políticos abarrotan las cárceles. El régimen prosigue su sórdido ajuste de cuentas en tanto que el país, exangüe y deprimido, retorna a las manos de sus antiguos dueños. Los tribunales militares trabajan a marchas forzadas tratando de solventar centenares de reclamaciones sobre casos que las circunstancias de la guerra no permitieron abordar en su día. Uno de estos casos atañe al C-5, un moderno submarino que el mando naval de la República dio por perdido con toda su dotación a finales de 1936. Su enigmática desaparición nunca fue aclarada. La viuda del comandante del C-5 reclama la rehabilitación del nombre de su marido, afirmando que iba forzado a bordo del sumergible republicano y que fue él mismo quien hundió la nave, inmolándose por la causa de sus compañeros sublevados. El proceso, en apariencia anodino, terminará por convertirse en un sordo tour de force entre las distintas familias del régimen que se disputan el poder en la sombra y de cuya supremacía final depende la entrada o no de España en la Segunda Guerra Mundial. En clave de intriga, Alberto Porlan hace un magnífico retrato ambiental de aquella España de la posguerra, gris y opresiva, agitada interiormente por corrientes que defendían a toda costa sus parcelas de poder. La tensión de sus diálogos sumerge al lector en un mundo en el que las cosas no son siempre lo que parecen, en un territorio donde la verdad importa menos que la supervivencia. En un ámbito, en fin, donde el sol no llega.