Después de que Jaume I conquistó Mallorca, Ibiza fue el objetivo de los nobles feudales. Conquistada el 8 de agosto de 1235, los pocos documentos existentes muestran que su población andalusí fue objeto de desplazamientos y cautividad. Hacia 1260 se había consolidado una oligarquía local de algunos caballeros y prohombres que cultivaban viña, trigo y cosechaban sal de las Salinas, todo gracias al uso de cautivos. Aquellos cautivos o esclavos fueron, primero, los indígenas y, después, sarracenos traídos a la isla por corsarios y mercaderes. Elaborado sobre el registro documental de la cautividad insular, este libro propone una reflexión sobre las causas e implicaciones de que la historiografía haya generalizado el uso de las palabras 'esclavo' y 'esclavitud', originando así una distinción entre cautivo y esclavo que, en realidad, no se detecta en las fuentes.