Este libro ofrece una lectura -una síntesis con tesis- de la seria transformación del sistema del Convenio Europeo de Derecho Humanos en constante evolución en virtud de una incesante jurisprudencia del TEDH y algunos protocolos de reforma. Ha habido una expansión de la jurisdicción europea y un continuo incremento de los contenidos de los derechos protegidos, incluidos algunos aspectos sociales. Ha sobrevenido la consideración del Convenio como un instrumento constitucional del orden público europeo, interpretado con principios propios de una interpretación constitucional, que se concilian con el margen de apreciación nacional y la subsidiariedad según corresponde a una protección internacional y a su naturaleza como tratado internacional. Han surgido pasarelas con el Derecho de la Unión mediante la Carta de Derechos Fundamentales. El desarrollo del acceso directo de las víctimas, tras desaparecer la Comisión, ha producido el desbordamiento de las demandas individuales, y ha llevado a modificaciones procesales como son un trámite de inadmisibilidad, sentencias piloto y las nuevas opiniones consultivas. La jurisprudencia ha introducido medidas de reparación individuales y generales de los derechos violados, no contentándose con indemnizaciones y buscando un pleno restablecimiento del derecho. Se ha reforzado la eficacia de cosa interpretada de las sentencias como precedentes y la vinculación a las medidas cautelares. Existe un relevante papel del Comité de Ministros e incluso del propio Tribunal en la supervisión de la ejecución de las sentencias. Casi todos estos rasgos eran impensables hace setenta años, al tiempo de aprobarse el Convenio, que se ha ido aproximando a una constitución material en un escenario europeo de pluralismo de constituciones, y es interpretado en Estrasburgo por un cuasi tribunal constitucional. El funcionamiento real del sistema ha ido avanzando en una línea garantista mucho más allá de lo expresamente previsto en las disposiciones escritas.