En el año 238 a.C. Cartago inició la conquista de Iberia. Amílcar, Asdrúbal y Aníbal introdujeron los conceptos de la guerra moderna en la Península sometiendo a tartesios e iberos. Cuando veinte años más tarde, tras la toma de Sagunto, Aníbal inició su marcha hacia Italia, un nuevo poder militar se introdujo en Hispania: Roma. Durante los largos años de la Segunda Guerra Púnica, romanos y cartagineses, aliados o enfrentados a iberos y celtíberos, lucharon fieramente por alcanzar la supremacía. Tras su victoria, las armas romanas iniciaron la ocupación sistemática del territorio que no culminaría hasta finales del siglo I a.C. El concepto del combate durante la Protohistoria partiendo del análisis de la guerra heroica y de las estructuras de poder y territoriales del Bronce Final, hasta los sistemas de gobierno jerarquizados y preestatales del siglo IV a.C. capaces de organizar ejércitos complejos basados en la táctica y estrategia de los pueblos mediterráneos. Reclutamiento basado en sistemas de dependencia personal, organización de las tropas, tipologías de armamento, principios estratégicos, tácticas de combate, suministros, avituallamiento, y una nueva visión política, económica y social de la guerra, permitieron a iberos y celtíberos encarar con éxito en muchos casos sus campañas contra las dos principales potencias del mundo antiguo: Roma y Cartago.