Periódicamente se extiende, en el seno de alguna escuela o de alguna corriente filosófica la convicción de estar avanzando en la solución de algún problema, o incluso de haberlo solucionado definitivamente. A fines de los años setenta se dio en el seno de la Filosofía de la Mente, uno de estos típicos momentos de euforia provocado por la aparente solución de un problema, o núcleo de problemas. La naturaleza de la mente, su relación con lo físico (o problema mente-cuerpo), el carácter de las explicaciones psicológicas, etc., parecían haber sido definitivamente aclarados. La razón de tanto éxito no habría sido sino la irresistible ascensión de la teoría funcionalista de la mente. El propósito de las páginas que siguen es exponer los momentos finales de este proceso dialéctico que va desde el conductismo lógico al funcionalismo pasando por la teoría de la identidad.