Toda literatura tiene su paisaje. El de estos cuentos es Guanajuato, un territorio situado entre los cerros y ya de por sí mágico, que, en las tramas de Raymundo Marmolejo, multiplica su magia y se hace turbio y único. Los seres que lo pueblan unas veces se hablan a sí mismos, otras nos cuentas sus historias y siempre se nos hacen vivos y apasionantes. Pero acaso el habitante más decisivo en estas ficciones sea la propia escritura, que se encauza en un español nuevo, matizado y lleno de voces singulares, hasta envolver al lector con un ritmo propio. Raymundo marmolejo ha construido un mundo literario en fragmentos, y, creánme, quien no lea estos cuentos que se reparten Entre los cerros y Si de tu boca estará renunciando a una lectura irreparable.