La mala hierba es buena porque nunca se está quieta. En este libro se habla de filosofía, de pensadores y escritores que han dejado huella profunda en la vida del autor. Se habla también de sentimientos, del mundo del arte y de los laberintos de la creación. Se quieren entrelazar caminos en un texto que pretende ser absolutamente libérrimo. Y como la joven que aparece en la portada, ir recogiendo una a una, todas esas malas hierbas para intentar reunirlas de forma inverosímil.