El recorrido que se hace por esta obra, permite comprobar el altísimo contenido político que solían encerrar los procesos de majestad. El caso de Pisón no es una excepción. El clima de crispación política en el que se desarrolla todo el proceso, con un pueblo encolerizado que pedía justicia y buscaba un culpable, además de la intervención de Tiberio a lo largo de todo el proceso, ponen de relieve cómo se quiso resolver judicialmente un conflicto político, donde el principal perjudicado era Tiberio, a quien todos consideraban como el último responsable de lo sucedido en Siria. También se constata la vigencia de la lex Iulia de maiestate, que en el año 20, seguía siendo punto de referencia en la persecución del crimen de majestad, aun cuando el órgano que había conocido del crimen hubiera sido un tribunal extraordinario, como era el Senado.