En paralelo a la progresiva quiebra del equilibrio convivencial entre las comunidades cristiana y judía, la Baja Edad Media desarrolla un repertorio iconográfico que, a la vez que vehículo de propaganda antijudía, no deja de constituir un reflejo del imaginario cristiano concerniente al judaísmo. Este libro aborda el estudio de esa iconografía a partir del análisis de la proyección en lo visual de una serie de motivos temáticos en torno a los cuales la Edad Media hispánica construyó la imagen del judaísmo en sus aspectos más negativos: la ceguera espiritual (personificada alegóricamente en la figura de Synagoga), la acusación de deicidio (integrada por las artes visuales, en coincidencia con el arte dramático, en los ciclos de la Pasión), la acusación relativa a la profanación de la hostia (con una interesante iconografía en el ámbito catalano-aragonés), la de crimen ritual (con uno de sus ejemplos más depurados en el caso del Santo Niño de La Guardia), o la imagen de los judíos como seguidores del Anticristo. Capítulo aparte merece el análisis del papel jugado por el culto mariano en el proceso de construcción de la alteridad judía. En ese marco, además de pasar revista a los componentes antijudíos del drama y la iconografía asuncionistas, se aborda el estudio del amplio y variado repertorio de imágenes que, con judíos como protagonistas, ofrece la ilustración a Las Cantigas de Alfonso X. En él, aún manteniendo un tono ambiguo por el que se presenta ocasionalmente al judío como permeable a la conversión, se recurre a una narrativa que, jalonada por la acusación de deicidio, remite a algunos de los mitos arquetípicos del antijudaísmo medieval como el de la alianza del judío con el diablo, el infanticidio, o la profanación de imágenes.