¡Estaba prisionera en el paraíso!Una de las empleadas de Lucas Cipriani poseía información que podría arruinar una adquisición empresarial vital
¡Y estaba furioso! El único modo de manejar a la tentadora Katy Brennan era retenerla como prisionera en su yate durante quince días, apartada del mundo hasta que se cerrara el trato
Katy estaba enfurecida con la actitud despótica de su multimillonario jefe
pero, a su pesar, también se sentía intrigada por el guapísimo ejecutivo. Una vez a solas con él y a su merced, Lucas empezó a permitir que Katy viera más allá de su férreo exterior. Pronto se vio sorprendentemente dispuesta a vivir una aventura prohibida
¡y renunciar a su inocencia!