Con un absorbente grand tour por los grandes centros musicales de la Europa del siglo XVIII, y con el telón de fondo de una Europa dividida entre un espacio católico y otro protestante, el presente libro muestra cómo se desarrollaron y mezclaron los estilos galante y culto. Además de considerar en profundidad la obra de Mozart, Haydn y el primer Beethoven, amplía el foco de su análisis para poner de relieve las contribuciones de figuras menos conocidas, pero sin duda relevantes, como Johann Adam Hiller, François-André Philidor o Anna Bon.