La década de los cincuenta en Puerto Rico vista a través de los ojos de un niño que deja de serlo para arribar al difícil aprendizaje de la juventud y la adultez. Como J. D. Salinger en El cazador en el centeno, el autor escribe un Bildungsroman con fuertes acentos singulares y que, al mismo tiempo, es emblema de una generación.