La obra ofrece una visión de las artes japonesas en su doble vertiente marcial y estética: unas nacidas para la guerra y otras para la paz, pero todas convertidas hoy en caminos de paz. Aborda el texto sus raíces, orígenes, desarrollo histórico y el trasfondo filosófico, moral y espiritual que las sostiene y les infunde valores de autenticidad. Por tener la impronta de las tradiciones religiosas orientales, estas artes se definen con el sufijo común de camino (do). El concepto de “camino” es mágico y omnipresente en el patrimonio cultural japonés y, sin él, estas especialidades artísticas sólo tendrían un valor de simple técnica y carecerían de una contextura espiritual que les da dignidad, un marcado carácter de autodisciplina y una sublimación por encima de la mera actividad física. Por ello, la obra intenta analizar la andadura histórica y la interioridad moral y espiritual de estos caminos artísticos.