Todos los tripulantes de la nave del Capitán Blood estaban sucios, despeinados y mellados (todos menos D. Errol ¡claro!). Él y D. Marlon, El Rebelde, siempre estaban limpios, con sus pelos fijos al viento, con sus dientes esplendorosos y con unas señoras estupendas, también de dientes blancos y labios en technicolor. En Abre los ojos. Abre la boca, Guillermo y Fernando de Iturrate Cárdenes demuestran que el tema odontológico ha sido considerado en el cine con mayor frecuencia de la que habitualmente reconocemos y evidencian que el dentista, su entorno, su profesión y sobre todo la higiene oral, han sido contemplados de muchas maneras en los diferentes géneros cinematográficos.